Horas contadas

Por Richi Cisneros

El abuelo Arnaldo nació en 1911 en Lima, trabajador; padre de 2 varones y dos mujeres, bohemio, fiestero y futbolero. Hincha de Alianza Lima desde niño le trasmitió ese amor por la blanquiazul a sus hijos; ya en 1995 el abuelo Arnaldo empezó a sentir los rigores de la edad, adepto a resolver los crucigramas dominicales de El Comercio y Expreso, siempre acompañado de unos diccionarios enormes para los cruces complicados, requería de compañía para conversar y a la vez ejercitar el cerebro. Una de esas tardes se me ocurrió ir a charlar con él y hablarle de lo que más me gusta, fútbol y obviamente de Alianza, fueron las tres horas más cortas de cualquier charla que haya tenido. Se pasaron como volando, hablamos de todo: de Manguera Villanueva, de como (para él) Josè Maria Lavalle era mejor que el Maestro, de Valdivieso, de cómo llegó a trabajar con el ‘pato’ Souza Ferreyra (fue controlador general del estadio), de cómo lo dejaba entrar a mi viejo (su yerno) al estadio para ver a Alianza, de Sotil, de Cubillas, etc. Y es que el amor por Alianza viene de familia. Recordaré siempre esa charla con mi abuelo, han pasado 25 años de esa tarde y aunque el abuelo partió hace más de 12 años, lo recuerdo con añoranza.

Curiosamente nunca le pregunté sobre el descenso del 38, como que era un capítulo que ninguno de los dos hubiese querido tocar, me pregunto ahora qué pensaría mi abuelo de ver cómo estamos a poco de descender otra vez después de 82 años. Qué pensaría de ver a tanto muerto que hoy con su actitud, afrenta la gloria que ha teñido esa camiseta de azul y blanco. Qué pensaría al ver que su querido Alianza ha sido tomando por una panda de millonarios con cero conocimiento futbolístico y la capacidad pensante de un caracol. Qué sentiría si tuviese que ver a su querido Alianza a punto de descender y ver que sus dirigentes están moviendo cielo y tierra para cambiar la actualidad y subir a la institución en la deshonra más grande que hay. Tal vez mañana descendamos a la Liga 2, tal vez la fiesta, la alegría del pueblo se mude a partir de mañana a la categoría subsiguiente por demérito propio. Hicimos todo lo posible para descender este año: se impusieron jugadores a un DT en el que no creyeron nunca y a pesar de eso, le renovaron la confianza tras clasificar a Libertadores; empezando la pandemia trajeron a un DT que dejó también en zona de descenso a Colo Colo en Chile y acá intentó implementar una idea de juego en un plantel que no tenía ni la intención ni el tiempo para poder plasmarla, se le dio 17 partidos (incluido Libertadores) y terminamos en los puestos de fondo del torneo local e hicimos un punto (una vez más) en Copa.

Como colorario de toda ésta situación, sacaron de los escritorios a Ahmed (que no dirigía un partido hace 1 lustro) y lo pusieron en la banca en vez de apelar a alguien de la casa para estos casos, alguien como Chicho Salas por ejemplo, y se ganó el primer partido (justo con el Chicho) ante Melgar pero al siguiente partido entra Ahmed y hace 4 que no ganamos. No tengo idea que pasará mañana, son sensaciones indescriptibles por la situación de ansiedad que vivimos cada uno de los hinchas, sólo sabemos y esperamos que mañana los miembros del Fondo Blanquiazul, sean bien varones últ mañana estén con el equipo en la tribuna y vean el resultado de su gestión, la misma que en un año destruyó todo lo hecho en 4 años y medio. Con todo lo descrito, tal vez el abuelo Arnaldo no quiera ver el partido desde el cielo, tal vez desee que un día como mañana no exista; estoy seguro que habemos varios que deseamos eso pero la realidad es otra. Mañana se sabrá si nos vamos a Segunda o nos quedamos en Primera, y hablo en plural porque Alianza Lima somos TODOS.

Deja un comentario